Rockaway Beach

Este fin de semana ha sido el del estreno oficioso del verano en la ciudad, con lo que ir a la playa se antojaba un plan interesante.

Porque, aunque sea fácil olvidarlo entre tanto cemento y rascacielos, Nueva York también tiene playa. Incluso varias opciones.

Una de ellas es Rockaway Beach, hasta donde es posible llegar en metro (es el mismo trayecto que al aeropuerto JFK, sólo que unas pocas paradas más).

La parte final del recorrido es la más pintoresca, cuando el tren sale a superficie, atraviesa por mitad el agua y se pueden ver casas con embarcadero incorporado.

Una vez en el destino, no faltan las tiendas que ofrecen todo lo necesario para pasar un día en la playa como mandan los cánones.

Y, por fin, la arena y los bañistas...

Llama la atención la gran cantidad de vigilantes que hay. Sólo está permitido el baño en su horario de trabajo, de 10 a 18 horas, por la peligrosidad de las aguas (como reza el cartel traducido de forma algo extraña al español).

Demográficamente, en esta zona viven unas cien mil personas. Muchas de ellas jubilados, por la cantidad de residencias que se ven.

También tienen su iglesia...

Y un tipo con detector de metales recorriendo la arena cuando termina la jornada en busca de algún preciado botín...

No estuvo mal como anticipo al verano meteorológico. Y no está nada lejos, los Ramones tenían razón.

Planeta Fútbol

La final de la Champions se siguió también por aquí.

Y con pasión en el patio de un beer garden de Queens (una especie de merendero con mesas y pantalla gigante, justo a la vuelta del Museum of Moving Image del otro día).

Ya en los alrededores otros establecimientos lucían carteles anunciando la emisión de la final, metiéndole épica al evento y buenas intenciones en la elaboración de los escudos.

El ambiente estaba por todo lo alto, con la hinchada dividida aproximadamente al cincuenta por ciento.

Y así se vivieron algunos de los momentos más destacados.

El festejo del 1-0...

El oé-oé-oé de turno, ya con el partido en el bolsillo para el Barça...

Y los últimos segundos de encuentro...

Lógico que los culés neoyorquinos acabaran así de contentos.

Fleet Week

La Marina toma las calles de Nueva York durante esta semana.

Es lo que se conoce como la Fleet Week, en la que permanecen atracados en la ciudad numerosos barcos de la Armada estadounidense y que sirve como anticipo al solemne Memorial Day (Día de los Caídos), que tiene lugar el próximo lunes.

De esta forma a orillas del río Hudson se pueden contemplar de cerca fragatas y submarinos atracados a la vera del Intrepid, un vetusto portaaviones que es residente habitual y funciona como museo flotante.

Pero lo más llamativo es comprobar la cantidad de marines en uniforme que se encuentra uno paseando por la ciudad, en el metro o en los bares (hay ofertas especiales para ellos en el precio de las consumiciones).

Parecen dispuestos a aprovechar al máximo y, al verlos, es difícil no acordarse de esta mítica escena.

Boat House

Parece sacado de otra época. Y es así, ya que más de 100 años lo contemplan.

Es el embarcadero construido en 1904 que se encuentra escondido dentro del parque de Prospect Park.

En la actualidad alberga el Audubun Centre, una especie de centro de interpretación de la naturaleza dirigido a los niños.

Cuando llega el buen tiempo es además el lugar indicado para embarcarse en el Independence, un barco eléctrico de principios del siglo XX que recorre el lago anexo.

También es posible disfrutar de un café o tentempié en la pequeña terraza exterior con la que cuenta o alquilar el recinto para eventos sociales, como por ejemplo una boda.

Y un último dato para los más cinéfilos: Woody Allen utilizó esta localización dentro de su película "Balas sobre Broadway".

Museum of Moving Image

Queens es el barrio más septentrional de Brooklyn y el que aparentemente guarda menos atractivos para el turista que está de paso por la ciudad.

Pero encierra una agradable sorpresa en la zona conocida como Astoria, a la que se llega cruzando desde Manhattan por una vía elevada del metro.

Es el museo dedicado a la imagen en movimiento, ubicado en la sede de Paramount Pictures en la costa este de EEUU.

Contiene un montón de piezas relacionadas con el cine, la televisión y los videojuegos.

Un lugar donde encontrar por ejemplo desde el vestuario de Corrupción en Miami a la peluca de Robert de Niro en Taxi Driver o la cabeza de Robin Williams en Sra. Doubtfire.

Aunque quien se lleva la palma es la saga de Star Wars, con joyas como otra cabeza, la del entrañable Chewbacca, o la colección completa de figuras articuladas que marcaron la infancia de muchos en los 80 y ahora son objeto de coleccionista.

Es también muy interactivo: se pueden escuchar bandas sonoras, doblar fragmentos de películas, jugar con los efectos sonoros de secuencias o incluso hacer los pinitos como animador.

Un museo en definitiva puro entrenimiento para los cinéfilos y amantes de lo audiovisual.

Indignados en NYC

La cita era a las 12:30 bajo el representativo arco del Washington Square Park, un parque entre edificios de la New York University, muy concurrido por jóvenes, artistas callejeros y turistas en general.

Unos 200 españoles aproximadamente han secundado la convocatoria.

Nueva York nunca estuvo más cerca de la Puerta del Sol.

Los brownstones de Park Slope

Cruzando en dirección oeste por los caminos y praderas de Prospect Park se llega a lo que se conoce como Park Slope (slope hace referencia a la ladera y pendiente de estas calles).

Es un vecindario que mezcla avenidas comerciales con calles residenciales en las que destaca una arquitectura característica, sobre todo de la costa este de los EEUU: son los brownstones (literalmente, piedras marrones, en referencia al principal material del que están hechas estas casas).

En concreto, las de Park Slope son bastante exclusivas.

El barrio es tirando a burgués y en él muchas parejas jóvenes y sobre todo solventes vienen a criar a su prole lejos del frenético Manhattan.

Entre los brownstones hay algunos que datan incluso de finales del siglo XIX y otros que parecen pequeños castillos.

Aunque siempre hay gente con gusto discutible a la hora de dar una manita de pintura a su casa...