lunes, 2 de mayo de 2011

Osama

Un veinteañero sostiene la cartulina en la que ha escrito “se ha hecho justicia”. Unos pasos más adelante, un hombre con sombrero de vaquero muestra la portada de un periódico del día mientras proclama que “se ha acabado con la cucaracha”.




En otro lateral, unos bomberos veteranos rinden homenaje y muestran el uniforme de un compañero caído en acto de servicio durante los atentados del 11 de septiembre de 2001.





Son algunas de las imágenes que dejan los alrededores de la “Zona Cero” de Nueva York horas después de conocerse que las fuerzas de élite estadounidenses han descubierto el escondite de Osama Bin Laden en Pakistán y eliminado al terrorista más buscado por el FBI.


Con el transcurso de las horas el júbilo espontáneo y callejero tras conocer la noticia ha dado paso una sensación de calma y liberación. Aunque también los hay críticos y lamentan el “ojo por ojo” aplicado por el Gobierno que preside Barack Obama.


Pero quienes realmente pretenden hacer el agosto con lo sucedido son los vendedores ambulantes: los hay de láminas con fotografías alusivas al 11-S, de camisetas diseñadas de forma exprés con la efigie de Bin Laden y la leyenda “te tenemos muerto” y, por supuesto, de las omnipresentes banderas de EEUU.


Sin olvidar el despliegue mediático que conlleva una noticia de este alcance, y más en un país con tantos canales informativos.


Todos ellos se mezclan entre el bullicio frenético de tráfico y viandantes en este punto de Manhattan que un día albergó las Torres Gemelas y que ve cómo los nuevos rascacielos que ocuparán su lugar se levantan ya decenas de metros desde el suelo.

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