sábado, 30 de junio de 2012

Cyclone's 85th Birthday

La decana de las atracciones de Coney Island está de cumpleaños. 




El Cyclone, orgullo y patrimonio histórico de Brooklyn, cumple 85 años.


Y lo ha hecho con una jornada de fiesta en la que, durante los primeros 85 minutos de funcionamiento, el precio de la entrada ha sido el mismo que en sus comienzos: 25 centavos.


La iniciativa ha generado expectación y grandes colas.


El Cyclone es una de las últimas montañas rusas de madera que se construyeron en Estados Unidos.


Levantarla en 1927 costó 100.000 dólares.

Consta de seis giros de 180 grados, una decena de caídas (con porcentajes de hasta el 60 por ciento) y una distancia total de 914 metros.


El minuto y 50 segundos que dura lo disfrutan unos 250.000 temerarios al año.

Y el viaje merece la pena.









Tal es su impacto que no es de extrañar que el más célebre episodio documentado por la prensa que se le atribuye es haber devuelto el habla a un mudo.


Adrenalina, desde luego, se suelta por un tubo.

viernes, 29 de junio de 2012

Wake up boo!

Ya tocaba pasarse por aquí.

Un par de píldoras. 

La primera, arte urbano visto desde la High Line.





Lo siguiente recuerda lo que está a la vuelta de la esquina, July 4th.


Y lo que eso significa: sobredosis de patriotismo, barras y estrellas del que no se libra ni la repostería.

jueves, 7 de junio de 2012

Space Program Mars

Además de transbordadores espaciales que buscan dónde dar con sus chapas y tuercas, actualmente esta ciudad tiene otro foco de interés para los aficionados a la conquista del espacio.

Se trata de la exposición "Space Program Mars", del artista neoyorquino Tom Sachs.


No es una muestra al uso. De hecho, desconcierta a más de uno (como a la señora de unos cincuenta años que confesaba no tener ni idea de lo que estaba viendo y que lo que de verdad merecía la pena allí era admirar los techos y decoración de algunas salas del edificio que lo alberga, el vetusto e inmenso Park Avenue Armory).

Y es que el reto de sacar conclusiones clarividentes sobre esta instalación es complicado. Todo obedece al particular universo de Sachs, que ha decidido en esta ocasión combinar piezas de la carrera espacial (como cápsulas de aterrizaje y vehículos de exploración), con iconografía de la cultura contemporánea (hay varias referencias a "Star Wars"), experimentos de laboratorio y unas cuantas dosis de absurdidad, apelando además con todo ello a la complicidad e interactividad de los visitantes.

Así luce esta amalgama cuando uno entra.



La recomendación es iniciar el recorrido por la sala de "adoctrinamiento", donde asignan misiones y cometidos para realizar (y de paso arrojan un poco más de luz -u oscuridad, según el caso- sobre el propósito de todo esto).


A partir de ahí uno se va topando con simulacros de excavaciones sobre otros planetas...



...caravanas equipadas para rodar por suelos extraterrestres...


...plantas que crecen en atmósferas adversas...



...máquinas dispensadoras de cacahuetes...


...y hasta una carcasa de Darth Vader transformada en refrigerador de cervezas.


Todo ello es observado al detalle desde el puesto de mando, gracias a las minicámaras repartidas por el recinto.



Para terminar, antes de volver a pisar de nuevo la civilización terráquea, la puerta de salida cumple los cánones del estilo "2001, Una Odisea del Espacio".


Ni que Michel Gondry y Stanley Kubrick hubieran asesorado esta peculiar exposición.

miércoles, 6 de junio de 2012

Shuttle Enterprise

La lanzadera espacial Enterprise reposa ya en su lugar de retiro definitivo: la cubierta del portaaviones Intrepid, el museo sobre las aguas del Hudson que alberga significativos aparatos voladores que quedaron fuera de circulación.


Cientos de neoyorquinos no han querido perderse tan señalada fecha para ver de cerca un pedazo de historia espacial y en una mañana de claros y nubes han aguantado estoicamente las interminables maniobras de aproximación a su nuevo emplazamiento.



Cuando el Enterprise ha quedado por fin a vista de todos sin las embarcaciones que lo remolcaban, la muchedumbre ha prorrumpido en un aplauso de tintes patrióticos.


Una nueva atracción que sumar a las guías turísticas de este verano.