Rumbo al sur, comenzando por San Francisco.
Otro ejemplo sanfranciscano, con el mismo nombre del barrio en el que está enmarcado.
En Santa Cruz unos minicines con ambiente retro...
...y otro mucho más vistoso y colorido.
A escasos kilómetros, en Monterey aguarda éste anclado en la década de los 50.
Las luces de neón no pueden faltar. Lo saben en el de San Luis Obispo.
Donde también disponen de una auténtica especie en extinción: un drive in al que se accede en coche y donde el sonido de la película se capta directamente por la radio del vehículo.
Y llegamos a la meca del cine: Hollywood, en Los Angeles.
En su principal bulevar destacan El Capitán...
...el Teatro Chino, ante el cual se aglutina una marabunta de turistas en busca de las huellas de pies y manos de estrellas de antaño (o de no hace tanto, que también están las del trío protagonista de la saga Harry Potter)...
...y el Teatro Kodak, actual sede de la gala anual de los Oscar.
Visto así, sin alfombra roja, pierde glamour y hasta parece una galería comercial sin más.
Pero ya se sabe, la magia del cine (o la mercadotecnia hollywoodiense, según se mire) es capaz de convertirlo en la meca de todos los sueños... cinéfilos al menos.
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