Y entre los que alberga con mayor frecuencia, los partidos de los Brooklyn Nets.
Un partido de la NBA viene rodeado de todo el boato y parafernalia tan del gusto por esta tierra.
No faltan el himno al principio con todo el público en pie, las animadoras y sus sofisticadas coreografías, los concursos de lanzamiento a canasta en el descanso, la pantalla gigante que enfoca al público en cada parón de juego para regalar 15 segundos de fama, las ambientaciones musicales en los ataques del equipo local...
Con tanto efecto añadido por momentos parece que el deporte queda al margen y uno no recuerda ya si ha acudido a ver un partido o un espectáculo multimedia.
Por no hablar de la oferta gastronómica. De todo y para todos, abundando por supuesto las palomitas, el hot dog, las burgers, los tacos y nachos...
Aunque, a pesar de los precios desorbitados, algo hay que agradecer en este caso: que todos los puestos son de establecimientos locales de Brooklyn.
A pesar de tanta distracción en la vista y el estómago, la emoción estuvo finalmente en la cancha y, tras una prórroga, los Nets de Brooklyn se deshicieron de los Bucks de Milwaukee.
Son firmes candidatos para pasar a los cruces de play-off por la Conferencia Este.
